Las mujeres que consumen cuatro o más tazas de café por día tendrían bajo riesgo de desarrollar cáncer en la pared del útero.
Según un nuevo estudio sobre más de 67.000 enfermeras de Estados Unidos, las participantes que bebían tanto café eran un cuarto menos propensas a desarrollar cáncer endometrial que las consumidoras de menos de una taza por día.
El riesgo absoluto de que una mujer, bebedora de café o no, desarrolle el cáncer fue bastante bajo: en 26 años, se les diagnosticó cáncer endometrial a 672 mujeres (el 1 por ciento de las participantes).
"Sería prematuro recomendar que las mujeres beban café para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio", aseguró el autor principal, Edward Giovannucci, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston.
El estudio, publicado en Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, se suma a otros más que habían identificado esta relación entre el café y el cáncer femenino.
Una fortaleza de la nueva investigación, según apuntó Giovannucci, es su tamaño, su duración y haberle permitido a los autores registrar varios otros factores que podrían explicar la relación.
El equipo tuvo en cuenta la diferencia de peso de las mujeres porque la obesidad está asociada con un aumento del riesgo de desarrollar cáncer endometrial, pero ese factor no influyó en la reducción del riesgo registrada en las consumidoras de café.
Tampoco lo hicieron la maternidad o el uso de alguna terapia hormonal (a través de anticonceptivos orales o terapia de reemplazo después de la menopausia).
Es posible también, como señaló el autor, que el café sea parcialmente responsable de este beneficio. "Puede reducir los niveles de insulina y hasta los del estrógeno libre circulante", añadió.
Claro que consumir cuatro tazas de café por día no es una buena idea, en especial para las personas sensibles a los efectos de la cafeína.
En el estudio, el café descafeinado no estuvo significativamente asociado con la reducción del riesgo de desarrollar cáncer, como sí lo estuvo la versión con cafeína, aunque el equipo observó una tendencia "sugestiva" en esa dirección.
Giovannucci señaló que son muy pocas las mujeres que consumen tanto café descafeinado, lo que podría explicar aquella diferencia.
Aunque los autores no analizaron el consumo de edulcorantes u otros aditivos del café, beber grandes cantidades de la infusión no sería bueno para la silueta, en teoría, si se le agrega azúcar y crema.
Lo importante, para los autores, es que "las personas que disfrutan del café" pueden seguir haciéndolo. Aún es muy pronto como para recomendar su consumo para mejorar la salud.
Una investigadora de la Sociedad Estadounidense del Cáncer coincidió: "Si una mujer bebe café, podría estar obteniendo este beneficio".
Pero Marji McCullough, directora estratégica de epidemiología nutricional de la asociación, agregó que se necesitan más estudios para determinar cómo la infusión influye en el riesgo de desarrollar cáncer endometrial en distintos grupos de mujeres.
En este estudio, según destacó, la relación entre el café y el riesgo de desarrollar la enfermedad fue más débil en las participantes que nunca habían fumado.
Según la Sociedad Estadounidense del Cáncer, la probabilidad de que la mujer estadounidense promedio desarrolle cáncer de endometrio es de una en 40. McCullough y Giovannucci dijeron que una de las mejores estrategias para reducir ese riesgo es conservar un peso saludable con dieta y ejercicio.
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