Catar es comparar y contrastar, es la mejor manera de conocer un café.
Cuando
catamos dos o tres cafés, podemos compararlos no sólo en base a
nuestros gustos personales sino por el aroma, la acidez, el cuerpo y el
sabor.
Un consejo: cuando catas más de un café, empieza siempre con el café de cuerpo más ligero y sigue con los más inténsos.
Aroma
El aroma nos da la primera pista, nos anticipa el sabor del café. Mucho de lo que saboreamos está determinado por lo que olemos – esto explica porque el café puede tener un maravilloso aroma y saber todavía mejor.Acidez
Según los términos utilizados por los expertos, la acidez del café no significa ni ácido ni amargo. Es la propiedad vivificante y limpiadora del paladar y varía según la altura a la que crecieron los cafés.Un café de América Latina como el Colombia Nariño Supremo es muy vivaz, esta característica se percibe en los costados de la lengua. Por el contrario, un café como el Sumatra es bastante suave y cremoso con una acidez muy baja.
Cuerpo
El cuerpo es la permanencia o la consistencia de la bebida en la lengua. Puede oscilar de ligero a fuerte o intenso.El café Sumatra tiene un cuerpo muy fuerte, para que os hagáis una idea, podemos coger como ejemplo el cuerpo de la nata en comparación con la leche desnatada.
Sabor
El sabor es el término más importante de todos. Se refiere a la impresión general de aroma, acidez y cuerpo. ¿A que te recuerda el sabor de este café? Por ejemplo, el Kenya nos recuerda a menudo al pomelo. Tiene unas notas cítricas.Con esta afirmación no queremos decir que el café Kenya sabe efectivamente a pomelo – sigue sabiendo a café, pero se pueden percibir diferentes matices. Hay tantas maneras para describir un café como para describir la nieve...
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