Por el valor de un penique, cualquier hombre podía entrar en una cafetería inglesa, siempre que cumpliese las estrictas normas de comportamiento. En una época en la que estar ebrio todo el día era lo normal, las nuevas cafeterías ofrecían una alternativa más productiva para la conversación y los negocios. Se convirtieron en centros de libre pensamiento y debate, en donde los hombres podían chismear y negociar.
Determinadas cafeterías atraían hombres de determinadas profesiones y clases. Los hombres de la medicina se encontraban, e inclusive practicaban cirugías, en Bastsons. Poetas, autores y pensadores.
0 comentarios:
Publicar un comentario