Tostar el café (o al menos intentarlo) tiene su valor ya que nada supera el café tostado en casa en cuanto a su frescura. Una vez tostado, el café comienza a deteriorarse rápidamente a menos que se lo envase al vacío. Además, los granos verdes del café se almacenan con más facilidad, se mantienen por más tiempo y son más económicos que el café ya tostado.
Pero prepárate porque el tueste casero incluye mucho humo y algunos desperdicios.
Si decides tostar tu propio café, existen tostadoras caseras que garantizan un tueste parejo y uniforme, pero no son económicas. Los resultados de los métodos citados a continuación, son un poco desparejos, pero se pueden perfeccionar para alcanzar un tueste bastante decente. Además se debe aceptar que una pequeña variación en el tueste se debe a la calidad de los granos.
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