Por el contrario, un negocio de distribución es más como una relación pasajera en la que cada quien se maneja como desea sin tener que responderle al otro. No hay exclusividad y se puede vender cualquier producto, incluso si es de la competencia. El único lazo que los une es la compra periódica de material o un pedido mínimo.
¿Cuál es mejor? Eso dependerá del tipo de emprendedor que seas. Evalúa si posees las cualidades necesarias para ser franquiciatario, por ejemplo, estar dispuesto a seguir las reglas y sacrificar cierta independencia y creatividad a cambio de sistemas establecidos que reduzcan el riesgo de tu emprendimiento.
Si por el contrario eres un generador de proyectos, tienes mucho ingenio, no te gustan los jefes ni las órdenes, tal vez te convenga más tener otro tipo de negocio como la distribución, que te dé la libertad de manejarte a tu manera.
La recomendación es que antes de invertir en un negocio, investigues a fondo a la empresa en la que estás interesado. Averigua qué es lo que vende, cómo y por qué medios, platica con los clientes y con los asociados, conoce los beneficios que obtendrás a cambio de tu inversión y qué tipo de apoyo te darán.
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