La cafeína es una sustancia que se da naturalmente en un número
determinado de plantas, entre las que se encuentran las que producen el
café, el té y el cacao.
En lo que respecta al café, la
cafeína es tan sólo uno de los más de 1.500 constituyentes que los
especialistas en alimentación han sido capaces de aislar, y que se
combinan entre sí para dar al café su carácter distintivo.
La
cafeína actúa también como un estimulante suave, despertando la
actividad mental y acelerando el proceso de pensamiento. Precisamente
por este motivo algunas personas prefieren beber café descafeinado,
especialmente por la noche, cuando desean relajarse y dormir en lugar de
excitarse.
La cafeína es incolora, insabora, y no
posee ninguna fragancia ni aroma, pero si su extracción no se realiza
con gran esmero, puede afectar al delicioso aroma y sabor que todo el
mundo espera del auténtico café.
En la siguiente tabla indicamos las cantidades de cafeína por ración:
Café (por cada taza de 150 ml) tostado y molido/instantáneo ~80/~60
Café descafeinado (por cada taza de 150 ml) tanto tostado y molido como instantáneo ~3
Té (por cada taza de 150 ml) ~40
Cola (por cada lata de 330 ml) ~30
Chocolate en pastillas (50 g) ~20
El consumo en
cantidades muy grandes puede provocar una intoxicación. Sus síntomas
son: insomnio, nerviosismo, excitación, cara rojiza, aumento de la
diuresis y problemas gastrointestinales. En algunas personas los
síntomas aparecen consumiendo cantidades muy pequeñas, como 250 mg por
día. Más allá de un gramo al día puede producir contracciones musculares
involuntarias conocidas como fasciculaciones, desvaríos, arritmia
cardiaca, y agitaciones psicomotrices. Los síntomas de la intoxicación
con cafeína son similares a los del pánico y de ansiedad generalizada.
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